jueves, 9 de agosto de 2018

VIGENTE EL SEGUNDO SEXO?


Tenía miles de no pasar por acá, y necesito cuestionarme la paz y la guerra. No consivo la idea de no racionalizar el sentimiento más oculto, dilucidar los orgullos sin revestir al amor desde lo femenino.

 Hay tanta vigencia pensarnos hoy a nosotras y nuestra condición de humanas, cuestionadas y expropiadas de voluntades propias e utópicas. Simone de Beauvoir, vive en las letras del segundo sexo,  al no ser superada en los cuestionamientos del siglo XXI.  

Pues, es tan certero que “no se nace mujer: se llega a serlo. Ningún destino biológico, psíquico, económico define la imagen que reviste en el seno de la sociedad la hembra humana; el conjunto de la civilización elabora este producto intermedio entre el macho y el castrado que se suele calificar de femenino”. 

El nacer hombre, es nacer privilegiado desde lo económico, lo social y el prestigio matrimonial, y son estos privilegios que nos empujan ardientemente a gustarles a los hombres, es como si continuáramos en esa posición de subordinación. El punto es que la mujer se conoce, se elige y se desecha, no en la medida que nos reconocemos a nosotras mismas, sino en la construcción que hace de nosotras el hombre. 

Si hemos minimizado la brecha que nos separa de los hombres, ha sido gracias al trabajo, pues este último es lo único que nos puede garantizar una libertad concreta.

Es preciso reconocer que no debemos huir del hombre, más bien debemos reconocer en él un instrumento de placer. Si queremos establecer circunstancias favorables en la pareja debe desaparecer la idea de competición, empero, ello depende en gran medida del compañero, y es hasta entonces que una se dedica a vivir su condición de mujer como el hombre vive su condición de hombre.

 

 

PARA ENCONTRARNOS Y NO ATROPELLARNOS, ES IMPORTANTE RECONOCER EN EL OTRO A UN COMPAÑERO.

 

 

 
  

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