miércoles, 22 de junio de 2016

NO SOY ASEXUADA… ¿OKEY?


 

La asexualidad es un estigma que nos persigue a todas las personas que tenemos una discapacidad.  

 

Desde hace mucho tiempo no frecuento el transporte colectivo, y no es más, que porque me genera una profunda inseguridad, además, de que persiste en mí, aquella escena en el bus, cuando un hombre que se paró justo al lado de mi asiento, se sacó el pene y me lo puso en el brazo, y cuando las demás personas se dieron cuenta, fue un escándalo, que concluyó en la forcejeada salida de aquel hombre del bus. No olvido, como al principio todos repudiaron el acto del individuo, pero una vez que lo bajaron, los comentarios se vertieron hacia mí, como culpable, por ser una persona ciega, y encima mujer y que todo era porque, salía a la calle… verdadera idiotez, pero en fin.

 

Un día de estos, salí de mi trabajo, y no me fui a casa en taxi, como lo suelo hacer. Tomé un bus, y admito, lo hice algo emocionada, porque se suelen tener buenas charlas en los buses. Cuando ingresé al bus, escuché al lado derecho mío una voz que me dijo, acá hay un asiento seño, y me tomó el brazo para ubicarme. Me senté, sacando mi celular para irme facebookeando en el camino. Pero ni alcancé hacerlo. Luego me habló la señora, que calculo tenía unos 45 años o más, diciendo. ¿De trabajar viene? …afirmé con la cabeza. Después de unos segundos, le dije, sí, hay que trabajar, sino como se gana una la leche de sus hijos? …exaltó su voz, y me dijo. ¿Usted tiene hijos? Sí, soy mamá de mellizos. Pero… ¿cómo? …¿Y sus papás no la cuidaron? Fueron las preguntas de la señora. Suspiré, porque frente a estas preguntas, suelo ser un tanto cruel en mis respuestas. …pero respondí. Claro, mis papás me cuidaban y mucho, la que no se protegió fui yo, y por eso quedé embarazada…  y sonreí.

 

¡mija! Exclamó aquella señora, preguntando ¿la violaron o como le hizo? …volví a suspirar, y tras, respondí. Pues, lo hice como todos, todos para engendrar hijos, tienen que tener una relación sexual (sonrisa y voz sarcástica) …´ni me contestó la señora, que se bajó unas cuadras tras mi respuesta.

 

Pobre doña, pensé, ella tan ignorante, y yo tan exigente. Y sí, exigente, porque no entiendo por qué tiene que ir una por la vida explicando que tiene una vida normal, y que la discapacidad, es una construcción social, pero que como individuo, yo, puedo gozar de todos mis derechos. Y es que, si para la sociedad guatemalteca hablar de sexualidad raya en lo inmoral, supongo, que si las personas con discapacidad hablamos de ello, o somos depravadas o anormales porque no tenemos derecho al goce sexual, sí, y es por los prejuicios. Que si tienes alguna discapacidad, no sientes, tu cuerpo no responde o si gozas de ese derecho, tus hijos nacen en la misma condición. Entonces, para esta sociedad es mejor la asexualidad para nosotros como colectivo.

 

Pero… ¿Qué es la asexualidad?

 

Para Anthony Bogaert, la asexualidad es la falta de atracción sexual, un bajo o nulo interés en la actividad sexual humana y algunos investigadores la consideran como falta de orientación sexual.

La asexualidad es distinta de la castidad, abstinencia sexual o el celibato, considerando que estas últimas responden a una creencia religiosa, pero todas dan respuesta a una decisión propia del individuo.

 

En cambio, la asexualidad para las personas con discapacidad es producto de una sociedad excluyente, que nos ve como incompletos y sin la capacidad de gozar de los derechos como cualquier ser humano, a causa de la persistencia de la despersonalización hacia nosotros.  Y es hasta la concreción de la convención de nuestros derechos, que se nos legaliza nuestra capacidad jurídica, y por ende, el reconocimiento como personas.

 

La asexualidad de las personas con discapacidad, no es una discusión nueva, y se ha buscado minimizar esta estigmatización, no solo para que gocemos de ese derecho como cualquier ser humano que así lo desee, sino, para que la educación sexual sea pensada para las personas sin exclusión por discapacidad.

 

En 2005 la BBC MUNDO publica un artículo titulado “la discapacidad y la exclusión sexual”. Esta publicación responde a una encuesta que realiza una revista británica, esta reflejó, que los hombres con discapacidad son dos veces más proclives a recurrir a los servicios de trabajadores sexuales que la población masculina en general.

 

Pero me impactó leer que una mujer con discapacidad, da esta respuesta: "No he tenido valor de intentar mantener relaciones sexuales con mi esposo. Me avergüenza mostrarle mi cuerpo".

 

Y es que sí, es valedero, si a las mujeres socialmente se nos enseña que somos atractivas por nuestro cuerpo, fijo, las mujeres con discapacidad, estamos sacadas de cualquier estándar de la mujer ideal. Porque si somos ciegas, se supone que no somos tan fijadas en nuestro arreglo personal, obvio ni vemos cómo andamos, dirán. Y si carecemos de algún miembro, puchis, somos incompletas… y todo esto refleja del porqué somos asexuadas, porque para la sociedad, la sexualidad está ligada al cuerpo y no a nada más. Y que hay de las mujeres sordas, es que, ¿cómo  se van a enamorar? si el amor se susurra al oído, No?. Así dicen.  

 

 

Pero el derecho a la sexualidad, no solo conlleva el goce de distintos actos, sino, el derecho a que se nos eduque sobre estos. Las escazas capacitaciones, que al menos en mi país se dan, sobre derechos sexuales y reproductivos, deben voltear su mirada hacia las personas con discapacidad, sin prejuicios. Países como La Argentina, ya están incluyendo discusiones sobre la asistencia sexual en sus legislaciones, y esto garantiza la protección de las personas con movilidad reducida, en el goce de este derecho, pero que además, implica que se nos informe sobre una adecuada planificación familiar y aún más importante, que seamos nosotros los que decidamos si formamos o no, una familia. Atreverse a educar, es romper mitos, pero para nosotros significa algo más profundo. El respeto de nuestras decisiones y la garantía de ser reconocidos como personas y por ello, estar incluidos en la sociedad.

 

 

 

 

 

2 comentarios:

  1. Yo todabía tengo el debate si soy una persona con discapacidad o con una deficiencia y es que aún no me he dado a la tarea de leer sobre el tema sin embargo es un tanto cansado ir por la vida dando explicaciones no? que si a la madre cuando eres joven o a la esposa cuando sos casado y ensima nosotros a la sociedad en general con todas las preguntas absurdas que nos hacen en la calle a mi por ejemplo el que me pregunten ¿su perro sabe a donde va? en ocasiones ni yo sé a donde voy menos mi pobre compadre que le toca aguantar mis tristezas alegrías y lo peor mis borracheras ja ja ja bueno es parte de lo que nos toca vivir y día a día hay que llenarse de mucha paz y tranquilidad para poder enfrentar a la sociedad como Dios manda por eso y por muchas cosas más día a día las personas con discapacidad como todas tienen su propio afán.

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  2. sí, responder preguntas absurdas es cansado. pero forma parte de la normalización social. todo lo diferente es anormal, y por ende, no hace las mismas cosas. además, si lo pensamos. este debate, es bastante profundo, porque hasta en el colectivo hay demaciada desinformación en relación a el apoyo que requieren otros compañeros. y es que lo más estigmatizado, son los subsectores de personas con movilidad reducida, las personas con discapacidad intelectual (porque se les infantiliza eternamente) y las personas con discapacidad psicosocial también enfrentan este problema... y producto de la estigmatización se genera la violencia hacia los cuerpos, porque están sometidos a esterilizaciones forzadas.

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