martes, 21 de junio de 2016

¿NOS LLEGA TARDE LA REVOLUCIÓN CIUDADANA?



 En la revolución francesa, el 14 de Julio de 1789, la burguesía se vio apoyada por un gran sector explotado por la nobleza, los campesinos, que en medio de una agitada multitud revolucionaria formada por hombres y mujeres, saturados de injusticias y de hambre, se dirigen violentamente a la Bastilla, símbolo del régimen absolutista, donde funcionaba como cárcel de los opositores al sistema de gobierno, y la toman por la fuerza. Esta demostración atemorizó a los partidarios del antiguo sistema, y sirvió para inclinar la balanza en favor de los revolucionarios, desplazando así del poder a los nobles y partidarios del absolutismo.

 

 Paralelamente se produjo en las zonas rurales levantamientos de los campesinos contra los señores feudales, lo cuales fueron asesinados, y sus castillos saqueados e incendiados. A este movimiento social por la justicia y fraternidad de los hombres en 1789, se lo conoce como el Gran Miedo”. Más tarde, el movimiento feminista, supera el término fraternidad que atendía a los derechos del hombre, acuñando el término solidaridad que propicia la igualdad entre los géneros.

 

 

 

 Dos siglos y fracción después nos llega la revolución francesa para las personas con discapacidad, esta revolución, no concretó ningún levantamiento sangriento para establecer la carta de los derechos humanos de las personas con discapacidad, y esa revolución de ideas nos heredó la Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad.

 

 

 

 Esta Revolución, más cercana a los ideales del Mahatma Gandhi, se hizo con las reglas de las democracias del Siglo 21 y teniendo como escenarios la globalización y la internacionalización. Esta revolución permite seguir haciendo, seguir ampliando los fundamentos de participación, para consolidar los procesos democráticos, para transformar las sociedades del Siglo 21 y, por supuesto, para mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad, JUNTO A LOS DEMÁS, CON LOS DEMÁS, bajo la consigna, “NADA DE NOSOTROS SIN NOSOTROS”. La consigna no es nueva, no es exclusiva de las personas con discapacidad,  responde a diversos colectivos en distintos momentos de la historia, pero lo que es claro es que es una consigna política, sí, política, del griego polis. Sí, polis, ciudad, ciudadanía.

 

 

 

 La CDPD es la carta de nuestros derechos ciudadanos, y nos faculta como sujetos jurídicamente reconocidos, haciendo énfasis en la importancia de la participación de los niños, niñas y  mujeres con discapacidad, en la adopción de decisiones.

 

 

 

 Pero… ¿a qué nos enfrentamos? Los distintos Estados e instituciones públicas y privadas, aglutinan a las personas con discapacidad homogenizando nuestras necesidades, des focalizando así, los derechos de los niños,  niñas y mujeres con discapacidad, y aquí la oportunidad que nos presenta la agenda 20-30 para focalizar nuestras demandas y el cumplimiento de nuestros derechos desde la diversidad de condiciones que implica la vida humana.

 

 

 

 

 

 Parece ser pues, que como sucedió en la revolución francesa para definir la forma de gobierno, la alta burguesía apoyó a los girondinos, oriundos de la provincia de La Gironda, que querían llegar a un acuerdo con la monarquía e instaurar una monarquía constitucional, es decir, tenía una actitud moderadora respecto a los cambios políticos.

 

 

 

 Lo mismo nos está sucediendo a las personas con discapacidad, los distintos Estados, instituciones públicas y privadas están realizando cambios superficiales para “incluirnos”, sin embargo, desde que esa carta de nuestra ciudadanía (la CDPD) plasma el reconocimiento de nuestra capacidad jurídica;  las sociedades en su conjunto deben realizar cambios profundos, a prácticas consuetudinarias, decretos y normativas que hoy día, no garantizan nuestra inclusión en igualdad de oportunidades.

 

 

 

 Y entonces, las personas con discapacidad estamos siendo como los jacobinos, en la revolución francesa,  éstos tenían ideas más revolucionarias y de cambios radicales, con tendencia a la instauración de una república democrática, con derechos a la participación política y con la aplicación de medidas más equitativas para la repartición de la riqueza y la lucha contra el hambre popular.

 

  

 

 Entonces, nosotros, los jacobinos de la discapacidad, estamos incidiendo por desconformar Repúblicas instauradas, que no han reconocido nuestro ejercicio ciudadano, que siguen sin entender que somos únicamente nosotros los que podemos hablar por nosotros, y que en este ejercicio ciudadano, le apostamos a la adopción de nuestras decisiones en todos losespacios de la vida humano, respetando las diferencias, ubicando como epicentro de las decisiones a los niños, niñas, mujeres y hombres con discapacidad. 






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