La historia de Frida Kahlo siempre me ha
cautivado, es toda una guerrera, rompe esquemas, esconde sigilosamente su
desquicio, potencialmente su arrogancia y lleva a plenitud sus ganas por vivir
cada instante de la vida al límite. Del amor, siempre fue una entregada, burda
y tierna, belleza y fealdad, pero dotada de astucia e inteligencia.
Y las dos Fridas, es mi obra favorita de
tan fascinante artista. Me cautiva el poder trasmitido por esas dos mujeres con
corazones enormes y tomadas de la mano. ¿Serán dos o una? …esta mística
dualidad es lo que le da encanto y fuerza a la obra, y claro que sí, porque una
jamás es la misma después de un gran amor, al menos es lo que he aprendido.
Y vamos pues, Frida me respalda, los amores
en la vida causan eso, una guerra nuclear, que igual ilumina como fulmina
nuestra alma. Y es tal cual, un campo de batalla, por un lado la mujer con el
corazón roto, que continúa amando con cada uno de sus trozos, con tanta o más
fuerza de cuando lo tiene íntegro. Es el reflejo de la valiente mujer que se
dio permiso de sentir, de sentir a cabalidad el amor y el desamor, sonrió con
la dicha y lloró con la desilusión, sí, esa mujer que vive su propio
apocalipsis.
Pero en el otro campo de batalla está la
mujer completa, herida, sangrante pero fuerte, digna y repuesta, guardando un
lugar en su corazón para aquel individuo que alguna vez fue el aire en su alma.
Sus ojos reflejan paz, ternura, fortaleza y me inyectan tal cual espíritu de
certeza, el autoestima integra, fortalecida, sus ojos fulminantes gritan que lo
amó, que le agradece la mujer que construyó, que él permanece y permanecerá,
pero ocupando el lugar que corresponde, de ese pasado que aprendió a amar, tal
cual quedó, que no se engaña más, que él existió, existe y existirá, pero que
ella es completa y está segura de continuar, y camina, con cicatrices, con agradecimiento
y amándose cada día más. Esa Frida grita, que se siente segura, que se ama y
está dispuesta a volver amar.
Y es que no se es la misma cuando se
sobrevive a un gran amor, y sí, sobrevivir, porque perder un gran amor, es lo
más cercano que he estado de morir, pero estoy agradecida, pasé de ser la Frida
Blanca, de ser un lienzo puro, y sí, con tintes de sentir, pero blanca, sin
dolor.
Hoy puedo decir que sobreviví, sobreviví
aquella muerte que me dejó la noche que te fuiste, esa noche en la que me
dijiste que ya no me amabas, esa noche fue en la que mi Frida blanca empezó a
morir. Recuerdo haber visto el piso cerámico tratando
de hacer sentido de esas palabras. Y las escenas de tiempos felices y juntos
pasaron por mi cabeza sin misericordia. Recordé cuando nos conocimos. Recordé
cuántas veces nos amamos. Y cuánto nos herimos. Y las mil formas en las que nos
dejamos. Mucho tiempo ha pasado desde entonces.
La blanca murió. Y hoy soy color. Soy
color a pesar del cielo gris en el fondo. Soy vibrante color sin filtro ni
medida que no se destiñe con ninguna lluvia. Color.
Qué, qué me pasó? Me preguntas. Vos, vos
me pasaste. Y te lo agradezco. Te lo agradezco siempre".
El diálogo se detuvo, y la Frida y Kahlo
sonrieron en complicidad, y es que no hay nada mejor que dos mujeres tomadas de
la mano, tomadas de la experiencia, tomadas del amor, sentidas por la soledad y
el desamor, y es que cuando esas dos se fusionan, sonríe un nuevo amanecer, sí,
un amanecer de primavera, un amanecer de amor, y se aman y aman sin reservas.
Desde que leí este escrito me encantó, como podés describir los momentos de tu vida, con tanto sentimiento que en verdad que lográs transmitir y transportar a esos momentos, no sé si será que conozco tu vida y eso me ayuda a vivir un poco de esa historia, me preocupa la nostalgia, me preocupa porque ni el tiempo a logrado eliminarla pero bueno... espero que algún día escribas y como mi género es la novela romántica apuesto por ello de hecho en mi villetera tengo un triste dólar con pél haré mi primer adelanto para poder comprar ese ejemplar.
ResponderBorrarjajaja tenés esa peculiar forma de dibujar en mi cara siempre una sonrisa, de volver mis días grises de colores... sos tan genial, ese amigo compinche que una siempre necesita. pronto encontrarás aquellas escenas de la tarde de lluvia con ojos ardientes jajaja ... la mojada a destiempo y de improviso se llama.. abrazuuuu
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