jueves, 14 de julio de 2016


 

La historia de Frida Kahlo siempre me ha cautivado, es toda una guerrera, rompe esquemas, esconde sigilosamente su desquicio, potencialmente su arrogancia y lleva a plenitud sus ganas por vivir cada instante de la vida al límite. Del amor, siempre fue una entregada, burda y tierna, belleza y fealdad, pero dotada de astucia e inteligencia.

 

Y las dos Fridas, es mi obra favorita de tan fascinante artista. Me cautiva el poder trasmitido por esas dos mujeres con corazones enormes y tomadas de la mano. ¿Serán dos o una? …esta mística dualidad es lo que le da encanto y fuerza a la obra, y claro que sí, porque una jamás es la misma después de un gran amor, al menos es lo que he aprendido.   

 

Y vamos pues, Frida me respalda, los amores en la vida causan eso, una guerra nuclear, que igual ilumina como fulmina nuestra alma. Y es tal cual, un campo de batalla, por un lado la mujer con el corazón roto, que continúa amando con cada uno de sus trozos, con tanta o más fuerza de cuando lo tiene íntegro. Es el reflejo de la valiente mujer que se dio permiso de sentir, de sentir a cabalidad el amor y el desamor, sonrió con la dicha y lloró con la desilusión, sí, esa mujer que vive su propio apocalipsis.

 

Pero en el otro campo de batalla está la mujer completa, herida, sangrante pero fuerte, digna y repuesta, guardando un lugar en su corazón para aquel individuo que alguna vez fue el aire en su alma. Sus ojos reflejan paz, ternura, fortaleza y me inyectan tal cual espíritu de certeza, el autoestima integra, fortalecida, sus ojos fulminantes gritan que lo amó, que le agradece la mujer que construyó, que él permanece y permanecerá, pero ocupando el lugar que corresponde, de ese pasado que aprendió a amar, tal cual quedó, que no se engaña más, que él existió, existe y existirá, pero que ella es completa y está segura de continuar, y camina, con cicatrices, con agradecimiento y amándose cada día más. Esa Frida grita, que se siente segura, que se ama y está dispuesta a volver amar.

 

Y es que no se es la misma cuando se sobrevive a un gran amor, y sí, sobrevivir, porque perder un gran amor, es lo más cercano que he estado de morir, pero estoy agradecida, pasé de ser la Frida Blanca, de ser un lienzo puro, y sí, con tintes de sentir, pero blanca, sin dolor.

 

Hoy puedo decir que sobreviví, sobreviví aquella muerte que me dejó la noche que te fuiste, esa noche en la que me dijiste que ya no me amabas, esa noche fue en la que mi Frida blanca empezó a morir. Recuerdo haber visto el piso cerámico tratando de hacer sentido de esas palabras. Y las escenas de tiempos felices y juntos pasaron por mi cabeza sin misericordia. Recordé cuando nos conocimos. Recordé cuántas veces nos amamos. Y cuánto nos herimos. Y las mil formas en las que nos dejamos. Mucho tiempo ha pasado desde entonces.

 

La blanca murió. Y hoy soy color. Soy color a pesar del cielo gris en el fondo. Soy vibrante color sin filtro ni medida que no se destiñe con ninguna lluvia. Color.

Qué, qué me pasó? Me preguntas. Vos, vos me pasaste. Y te lo agradezco. Te lo agradezco siempre".

El diálogo se detuvo, y la Frida y Kahlo sonrieron en complicidad, y es que no hay nada mejor que dos mujeres tomadas de la mano, tomadas de la experiencia, tomadas del amor, sentidas por la soledad y el desamor, y es que cuando esas dos se fusionan, sonríe un nuevo amanecer, sí, un amanecer de primavera, un amanecer de amor, y se aman y aman sin reservas.  

 

       

2 comentarios:

  1. Desde que leí este escrito me encantó, como podés describir los momentos de tu vida, con tanto sentimiento que en verdad que lográs transmitir y transportar a esos momentos, no sé si será que conozco tu vida y eso me ayuda a vivir un poco de esa historia, me preocupa la nostalgia, me preocupa porque ni el tiempo a logrado eliminarla pero bueno... espero que algún día escribas y como mi género es la novela romántica apuesto por ello de hecho en mi villetera tengo un triste dólar con pél haré mi primer adelanto para poder comprar ese ejemplar.

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  2. jajaja tenés esa peculiar forma de dibujar en mi cara siempre una sonrisa, de volver mis días grises de colores... sos tan genial, ese amigo compinche que una siempre necesita. pronto encontrarás aquellas escenas de la tarde de lluvia con ojos ardientes jajaja ... la mojada a destiempo y de improviso se llama.. abrazuuuu

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