un nuevo despertar.

 

Situaciones van, como situaciones vienen.

 

Hay tanto que tengo que decir 17 meses después.

 

Todo inició con tanta incertidumbre, sabía que no podía iniciar de nuevo.

 

Me encontraba en el epicentro de las ruinas que el desamor deja, saliendo de la frustración que las malas decisiones traen consigo.

 

Cercana a la fuente de un nuevo despertar, contra la ilusión que persiste en cada amanecer, sí, en el rincón que hoy es tan significativo.

 

Y ahí estaba yo, llena de tantos temores, de sentimientos gratos pero de amarguras tangibles.

 

El diálogo me atrapó, y abrasé cada verso y cada suspiro.

 

…Y decís vos que fue una década tu espera. Que sigilosamente observaste desde lejos. que con cautela decidías tu acercamiento, hasta que lograste romper el silencio, y nos encontramos. Nos encontramos y decidimos levantar nuevamente el vuelo, caminar juntos esta vida tan mía y tan tuya, esta forma tan peculiar de acompañarse.

 

Abrasé tus ganas y vos acariciaste las mías, me atrapé en medio de todo y en la dicha de mucho, quise y me quisieron, aposté y me apostaron. Y 17 meses después, vuelvo la mirada y arropo cada paso caminado, cada sitio visitado, cada beso, cada suspiro, cada deseo y cada momento transcurrido.

 

Hoy me encuentro con esa paz interna que la seguridad premia, con los sabores que la compañía perfecta deja. Y es que sos perfecto, por tus aciertos y desaciertos, por los debates intensos, por dejarme volar y al mismo tiempo frenar mi vuelo. Porque amo esa peculiaridad que tienes, de incentivar que mis sueños  se encuentren, que se hagan tan míos como tan tuyos, pero abrigo en mis regazos también tus miedos, esos miedos que el amor destila, y respeto tu serenidad y tus arranques.

 

Hoy sos mi mejor amigo, ese ser que me enseñó a vivir de esta forma tan intensa, a vivir y amar cada paso, y cada sueño.