saludos diputado Fernando Linares Beltranena:
Permítame
presentarme, mi nombre es Zilpa Arriola y soy una persona con discapacidad
visual.
Espero que se
recuerde de mí, soy una de las cuatro personas que hablamos con usted el 31 de
enero en relación al hoy proyecto de decreto 5125 “ley de personas con
discapacidad”
Sepa que nos
acercamos a su persona considerando que ya habíamos tenido un acercamiento con
usted cuando buscamos la ratificación del tratado de Marrakech, en esa ocasión
usted expresó que “no se podía ratificar un tratado para una minoría como
nosotros” y llamamos a su despacho para solicitarle una audiencia, a la que
usted accedió, con la salvaguardia, que solo podía llegar una persona, no nos
importó tanto eso, y se le explicó los contenidos del tratado. Pasada esa
reunión, el tratado entró nuevamente al congreso para ser ratificado, y en
nuestro monitoreo del legislativo nos complació saber que había votado a favor.
Pensamos que
con el hoy proyecto de decreto 5125, pasaría igual. Y recuerdo muy bien sus
palabras, cuando nos hizo mención a no centrar la discusión del proyecto en los
derechos sino en los costos… aunque su forma de expresarse no es grata, en ese
momento quise pensar que me estaba dando un consejo, porque sepa diputado, que
aunque no comparto su peculiar forma de tratar los asuntos legislativos, tomé en consideración al menos ese
comentario, porque como ciudadana sé que usted goza de irresponsabilidad por
sus opiniones, por su iniciativa y por la manera de tratar los negocios
públicos, garantía que se respalda en el artículo 161 de la constitución.
Al igual que el resto de la ciudadanía, creo
firmemente en la independencia de quienes gozan de la representatividad que
delegamos en las urnas, porque aunque yo sea “una discapaz” como usted me
llama, tanto a mi como a mis iguales, también tengo pleno interés que en el legislativo
se debata con amplitud cada tema. el artículo 161 le da esas prerrogativas,
pero también dice que Estas prerrogativas no autorizan arbitrariedad y exceso de iniciativa personal.
Y es por esa arbitrariedad
y exceso de iniciativa personal, que no podemos tolerar que en la misma
conversación que sostuvimos nos digiera
que no se podía invertir en las personas con discapacidad porque representamos
“un costo y una carga para el Estado.
Esa frase suya: “carga para el
Estado” me recuerda que los nazis tenían el programa
"T-4" o de "eutanasia". Este programa consistía en eliminar
a quienes tenían discapacidades físicas, intelectuales o enfermedades mentales y eran perseguidas
para asesinarlas. Esto porque los NAZIS consideraban que eran una amenaza para la genética aria y se
constituían en una carga. Ese mensaje
recibí cuando usted de manera despectiva dijo que somos “una carga para el
Estado”.
Esa fue la razón por la que interpusimos la demanda
por discriminación en el Ministerio Público, y lo hicimos en febrero, mucho
antes que usted divulgara la supuesta persecución política a su persona.
Soy una ciudadana fiel creyente de los derechos
fundamentales, y creo en el institucionalismo. Por eso, al igual que usted hace
hoy uso de la CRPG y las prerrogativas del artículo 161, yo hago uso del
artículo 46 que abre la puerta al bloque de constitucionalidad donde se
encuentra reconocida la convención sobre los derechos de las personas con
discapacidad, misma que establece en el artículo 5 la “no discriminación”, y
espero que la Corte suprema de justicia haga uso del “control de
convencionalidad” cuando emita su resolución.
Quiero también que sepa, que no es de nuestro
interés presionarlo para que vote a favor de nuestro proyecto de decreto, al
final sabemos que el congreso es la suma de expresiones y que si usted vota en
contra, está haciendo valer la expresión de un sector de la ciudadanía que
también considera innecesario un marco normativo como el que proponemos.
Sepa diputado, que nosotros los “discapaces” como
usted nos considera, también estamos a favor de la libertad de expresión, lo
que no compartimos es que bajo ese principio se lacere la dignidad de las
personas. Y es que en este caso, nosotros estamos buscando no solo el respeto
de nuestra dignidad, sino también el reconocimiento de nuestra ciudadanía .
Cambiar esa idea que usted y otros tantos tienen sobre nosotros, al vernos
ciudadanos de tercera categoría.
Respetamos su libertad de opinión sobre nuestro
proyecto, y tanto lo respetamos que estamos en una mesa técnica en el
legislativo para proponer las enmiendas que sean necesarias y nuestro proyecto
de decreto se viabilice… pero una cosa es opinar técnicamente sobre un proyecto
legislativo, y otra muy distinta es que se considere que usted arbitrariamente y
con exceso de iniciativa personal pueda referirse a nosotros como ineficientes
y una carga para el Estado. El institucionalismo hace que por medio de las
normas se regulen los actos sociales, y en base a ello, las personas con algún
tipo de discapacidad estamos pidiendo que se nos permita acceder a nuestros
derechos fundamentales.
Me atrevo a escribirle diputado, porque soy una
persona que bajo el privilegio me eduqué, sé que tengo la responsabilidad moral
de hacer uso de la justicia cuando seamos discriminados por ser vistos como
“una carga para el Estado” porque el holocausto NAZI ya pasó, estamos en un Estado que debe
reconocer su diversidad de ciudadanos.
Me despido de usted diputado, esperando que el
Estado de derecho nos ampare a todos los ciudadanos.